#004 educación sexual para todxs
y así romper tabús en un mundo árabe que aprende gracias a las redes sociales.
Marhaba1, ¿qué tal estáis? Esperemos que el calor no os esté afectando demasiado, aunque tal vez la newsletter que os traemos no ayude demasiado. Hoy, desde nuestra /zaura/, os hablaremos de la educación sexual en el mundo árabe y su tímida pero peligrosa expansión a través de las redes sociales.
Para recuperar nuestras anteriores newsletters ya sabéis que sólo tenéis que visitar nuestro archivo. Si alguien que te quiere te ha reenviado este correo es porque quizá te interesen las luchas en Oriente Medio. Ojalá sea así porque esta es una invitación a hacer la revolución juntxs en la newsletter del podcast /zaura/. Sólo tienes que suscribirte para leernos cada dos semanas.
La premisa feminista «lo personal es político» impregna nuestras vidas. La revolución, los cambios empiezan por una misma. Y la ausencia de conocimiento sobre nuestros propios cuerpos y nuestra sexualidad, sobretodo en el caso de las mujeres, bebe de una clara estrategia política que nos quiere ignorantes, nos moldea pasivas. Pero hay un puñado de jóvenes activistas alrededor del mundo árabe que están poniendo palabras a los silencios. Sus publicaciones están provocando que la revuelta surja entre nuestras piernas.
Ningún país del mundo puede presumir de una educación sexual plena ni mucho menos feminista. Los de Oriente Medio no son una excepción. A esta orilla, la cultura patriarcal y la ausencia de una educación formal sobre sexualidad han privado de conocimiento a muchas mujeres y lo han sustituido por vergüenza hacia sus propios cuerpos. Los tabús sociales y la censura de las autoridades gubernamentales y religiosas han alejado a la mayoría de mujeres del sexo y de sus anatomías.
Muchas reconocen que no pueden decir “clítoris”, “orgasmo” o “violación” en árabe. Simplemente no encuentran las palabras. En el desierto de información sobre la sexualidad, han empezado a brotar las voces divulgativas y expertas de ginecólogas, sexólogas o doctoras. A través de las redes sociales, varias iniciativas han empezado a comunicar todo aquello que hasta ahora permanecía oculto sobre la sexualidad femenina.
Hablan de placer pero también de molestias y enfermedades. Debaten sobre relaciones aunque, a la vez, descomponen mitos. Dan herramientas para una sexualidad más sana pero también despejan dudas. Así, se cuelan en los dormitorios de miles de jóvenes que, como ellas, sufren esta falta de información. Gracias a las redes sociales, entre las cuales predominan Instagram, Youtube o TikTok, traspasan las fronteras nacionales y de clase para llegar a mujeres árabes de toda la región y más allá.
Portales como los de MotherBeing, Mauj o la doctora Sandrine Attalah se proponen neutralizar todas aquellas ideas preconcebidas que el patriarcado, la doctrina religiosa y la pornografía han instalado en el imaginario de generaciones de mujeres. Como el conocimiento es poder, muchas de sus consumidoras reconocen haber encontrado algo parecido a la libertad al aprender que su cuerpo de mujer no es un pecado y que es capaz de inabarcables cantidades de placer.
Desde las redes, hablan de consentimiento en un contexto donde prevalece la creencia religiosa de que las mujeres tienen el deber de complacer todos los deseos sexuales de sus maridos, por el dicho atribuido al profeta Mahoma de que «los ángeles maldicen» a la mujer que rechaza a su marido. La educación sexual que proveen busca acabar con la tóxica relación entre el honor familiar y la virginidad de la mujer. Obviamente ha habido mucho odio y violencia en línea en su contra, pero estas activistas no se rinden.
Y es que el panorama es desolador. El 40% de los embarazos en los países árabes no son planeados, según datos del 2018 del Instituto Guttmacher. A la vez, la tasa de natalidad de adolescentes en la región es más alta que el promedio en el resto del mundo, mientras muchos países mantienen la mutilación genital femenina. Naciones Unidas alerta del hecho de que no haya ni un sólo país árabe que ofrezca educación sexual en las escuelas. Los vibradores no se venden abiertamente en los países árabes. Incluso algunas naciones los tienen estrictamente prohibidos.
«¿Sabías que existen cientos, si no miles, de palabras para referirse al sexo en árabe?», desvelan las chicas de Mauj. Ellas, junto a tantas otras –cada vez más–, van poniendo nombres a sentires colectivos, resuelven dudas compartidas y nos descubren cuerpos parecidos. Conscientes de que la revolución empieza por nuestros propios cuerpos, han plantado allí la semilla del cambio. Juntas se acarician y se confiesan para seguir creciendo.
Esperemos que os haya interesado este tema y que vosotras también seáis ya parte de la revolución sexual. Aquí os dejamos enlaces que os pueden resultar de interés:
Conoce más sobre los cambios que estas mujeres están propiciando con este artículo de The New York Times.
En el Instagram de Mauj, dan espacio a las historias de mujeres que quieren mantenerse en el anonimato. Esta sobre el aborto espontáneo es la más reciente.
Sarde le ha hecho dos entrevistas deliciosas a la sexóloga libanesa Sandrine Attalah (parte 1 y parte 2).
This is Mother Being tiene un podcast muy interesante para quiénes entiendan árabe.
cantar la revolución.
Oh luna, oh luna, tus estrellas son oscuras.
Me gusta todo el calor.
Mis ojos se despertaron de las llamas.
La libanesa Yasmine Hamdan escribió esta canción pensando en la famosa cantante y actriz Samira Toufiq interpretando el papel de una mujer beduina. «Los hombres de la generación de mi abuelo estaban profundamente enamorados de ella; tenía unos pechos enormes, curvas femeninas y parecía ser sensual, pero también tímida», explicaba en esta entrevista. Las letras de ‘Samar’, escritas en dialecto beduino, se van repitiendo «como una obsesión». «Una mujer está obsesionada por algo que le recuerda a su amado, o por la última noche apasionada, y sigue repitiendo las mismas palabras una y otra vez», añadía. La mezcla de «timidez, erotismo, sensualidad y firmeza implica cosas en lugar de enunciarlas directamente».
ellas son la /zaura/.
Sarah Hegazi. Hay que repetir su nombre. Sarah Hegazi. No dejar que muera. Sarah Hegazi. Ella fue una activista lesbiana egipcia. Tras desplegar una bandera del arcoíris en un concierto de Mashrou' Leila en Cairo en 2017, fue arrestada, encarcelada y torturada durante tres meses en Egipto. Posterior a su arresto, solicitó asilo y trasladó su residencia a Canadá. Allí la experiencia de tortura vivida en su país de origen la llevó al suicidio a la tierna edad de 30 años. «Al mundo - fuiste insoportablemente cruel, pero te perdono», esas fueron sus últimas palabras. Por el segundo aniversario de su muerte esta semana, se ha abierto una página web que contiene sus diarios, datos sobre ella y mucho más.
manifiestos.
El himen y el hiyab. Por qué el mundo árabe necesita una revolución sexual, Mona Eltahawy, Capitán Swing.
Lo más subversivo que puede hacer una mujer es hablar de su vida como si realmente importara.
Este libro es la condena definitiva de las fuerzas represivas políticas, culturales y religiosas que reducen a millones de mujeres a ciudadanas de segunda clase. Recurriendo a sus años como activista y comentarista de los problemas de las mujeres en Oriente Medio, explica que, desde que comenzó la Primavera Árabe en 2010, las mujeres en el mundo árabe han tenido dos revoluciones que afrontar: una lucha junto a los hombres contra los regímenes opresivos y otra lucha contra todo un sistema político y económico que reprime a las mujeres en Egipto, Arabia Saudí, Túnez, Libia, Yemen y otras naciones.
plazas y avenidas.
Este lunes 20 de junio es el Día Mundial de las Personas Refugiadas y en Casa Árabe en Madrid han querido celebrarlo por todo lo alto poniendo el baloncesto en el centro. A las 19 horas, miembros del Palestine Youth Club del campo de refugiadas de Shatila, del grupo Basket Beats Borders y de la oenegé Red Deporte hablarán de cómo el deporte se ha convertido en su refugio. A continuación, se celebrará un torneo de street basket 3x3 con varias participantes.
Marhaba (مرحبا) significa hola en árabe.